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Franklin Zúñiga


Costa Rica

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Nació en 1956 en Aquella, Costa Rica. Desde muy joven se dedicó con su familia a la fabricación de imágenes religiosas y más tardes la investigación el campo místico.

Miembro de numerosas asociaciones de artistas, ha trabajado en un proyecto relacionado a la comercialización de la imagen de Jesús. 

EXPOSICIONES INDIVIDUALES (Selección): 

 

2007  Arte en la montaña. Diez esculturas de mediano formato, San Isidro de Grecia,                        Alajuela, Costa Rica.

2006  Galería de Arte F7, Alajuela, Costa Rica.

2003  Metamorfosis, Centro Alajuelense de Cultura, Alajuela, Costa Rica.

2000  Instalación Multimedia Neus del arte y su gente, Tribunal Supremo de Elecciones,                  San José, Costa Rica. 

1999  Instalación Espíritu del Cosmico, Esparza, Puntarenas Festival de las Artes. 

1996  Performance Amor a la creación, Museo Escultórico, Los Colomos, Guadalajara                      México.

1994  Crisis Maternidad Prematura, Fercori, San José, Costa Rica.

1993  Talamanca, José Figueres, San José, Costa Rica. 

EXPOSICIONES COLECTIVAS (Selección): 

2008  ILAFA 49, Cancún, México.​

2007  Exposición de escultura, Centro Costarricense para la Ciencia y la Cultura, Costa Rica.

2000  Bienal de Escultura BTC Galería Nacional, Museo de los Niños, San José, Costa Rica. 

1999  Cuarta Bienal de Escultura Galería Nacional, Centro Costarricense, para la Ciencia y la            Cultura, Costa Rica.

1998  Escultura Monumental de Acero, Ecatepec, México. 

1994  Integración en la Colección Permanente, Museo de Arte de las Américas O.E.A,                        Washington, Estados Unidos.

1993  Colectiva Internacional, Place de  Arme, Quebec, Canadá.

OBRA PÚBLICA (Selección):

2001  Los Caminos, acero pintado de 7 metros, Paralelo 10 Alajuela, Costa Rica.

1998  Entérico, acero pintado de 8 metros, Ecatepec, México.

1997  Elclavo, obra en ferro cemento de 7 metros, Alajuela, Costa Rica.

1996  Amor a la creación, obra en ferró concreto de 4 metros, Museo Escultórico Los                        Colomos, Guadalajara, México.

ENTREVISTA

En las faldas del volcán Poás, Frank tiene una casa situada en el paraíso.Desde allí, todas las mañanas puede observar del Valle Central de San José y su profundidad de campo, que es de más de cincuenta kilómetros.Allí tiene también su estudio.Hombre de una mesura y humildad infinitas, trabaja el acero de una manera innovadora: a sus piezas les agrega al aire y el agua.En la terraza de esa maravillosa casa construida con sus propias manos en forma de decaedro, sentados en una repostera de madera creada por los campesinos de la zona de San Isidro de Grecia y con el Bosque del Niño a nuestras espaldas, le hago la primera pregunta: 

 

¿Cómo empezó toda esta historia como escultor?

Hay bastantes genes en esta historia; como bien sabes, mi padre era un escultor de imágenes y mi medio —hermano mayor, Paco Zúñiga, hizo— hablando historia— mucha de ella en México.Es extraño porque cuando tenía como quince años yo negaba todo eso, no quería saber nada con la escultura y el arte.

 

¿Cuál era tu interés en ese momento?

Yo buscaba un rompimiento con todo eso, con todo lo que la familia hacía y me puse a estudiar electrónica y también fotografía.De todo, menos arte.De todo menos con lo que todos hacían en la casa.Pero la vida da muchas vueltas y al final tuve que caer en ello, claro, se dio el rompimiento, se dio con la imaginería.Ahí fue donde empecé a hacer escultura, pero nada figurativo, me había cansado de ver tanta figura humana.Me sentí influenciado por el art- nouveau, por ese movimiento que en parte se basó en las formas vegetales, así que me la pasaba en parques nacionales observando, contemplando los bosques.Fue por allá en el año 1972.Luego, a los veintiún años, ya me volqué seriamente a la escultura y mi primera exposición la realicé en 1979.Para esa época ya había investigado en el bronce, en la madera y, bueno, inmerso en el surrealismo, que era el boom de la época.

 

¿Tuviste alguna formación académica dentro del arte?

No, para nada.Todo me llegó a través de los libros, porque mi padre tenía infinidad de libros de arte, los mismos que en alguna oportunidad también usó Paco.De hecho, en el taller de mi papá se formaron muchos de los escultores de renombre nacional.Digamos que mi formación fue a la brava, sin escuela pero con la escuela de vida. 

 

¿Cuál fue tu primera exposición formal?

La ‘‘formal’’ fue en 1987.

 

¿Y tu primer contacto con el acero?

Bueno, eso fue desde el principio, desde que me acuerdo, ya que para hacer la imaginería había que hacer estructuras, prácticamente la figura humana en acero, para después darle forma.Desde chico ya manejaba la soldadura, ya cortaba el acero.

 

¿Quién fue tu guía?

Creo que en la actitud, no tanto por lo que hacía, porque aún hay cosas que no me gustan de él, podría decirte que Picasso.Pero en su actitud, bueno…era maravilloso.Eso de plantear, de hacer, de investigar, de romper reglas, de meterse con todos los materiales, bueno, mis respetos.Su actitud para mí era lo importante, por eso yo no me detenía mucho en el acabado de las formas, las hacía y lo importante era hacerlo, plantear la cosa.

 

¿Tienes hijos Frank?

Tengo cinco hijos.Casi todos mayores. 

 

¿Alguno de ellos ha seguido tu camino?

Bueno, el mayor que tiene veintisiete años, es escultor graduado de universidad y está trabajando, planteando sus cosas también.

 

¿Y te hace caso?

No, para nada.Pero es interesante lo que pasa, a mí me da mucha gracia.Mi hija María es estudiante de diseño de espacio interno y, a través de ella, he descubierto muchas cosas interesantes.

 

¿Qué te parece esta idea de la Fundación Villacero de invitar a escultores de diversos países del mundo a exponer en Monterrey?

Yo gozo de alegría por haber sido agraciado a participar, es como una luz que llega porque es necesario que se den estas cosas, que haya esa actitud como la que tienen ustedes de hacer el trabajo, me parece fenomenal.Lo importante es que se está caminando, que se va para delante.Mira, hay tantas cosas negativas que suceden en este mundo, que una noticia como la que ustedes me traen es algo maravilloso.Felicito a la Fundación Villacero por el emprendimiento y por el coraje de aportar el dinero para hacerlo. 

 

¿Cuál es tu herramienta favorita?

Creo que mis manos, soy muy agresivo con ellas, por eso las tengo todas deterioradas.

 

¿Con qué material te sientes mejor trabajando o no es muy importante el medio?

No, no es muy importante, pero sí te puedo decir que a mí me gustan los resultados rápidos, me gusta ver la pieza terminada lo más pronto posible, por eso jamás usaría piedra, por ejemplo.Creo que soy un hombre muy impaciente, por eso al final el acero siempre gana. 

 

Háblame un poco de las piezas que vas a presentar en la exposición.¿Cómo surge la idea de utilizar el aire?

Me he estado planteado así mismo la idea del arte evolutivo, como un concepto diferente de arte, que produzca eventos constructivos; por eso, en ese sentido, la utilización de los elementos como el aire es —salvando las distancias— como la relación del hombre con el planeta donde se da una simbiosis.La utilización del sonido, por ejemplo, es importante en mi obra.He hecho tres exposiciones tratando de usar sonido, también los aromas. 

¿Hiciste una exposición utilizando el aroma?

Sí, hice una exposición que tenía como tema la muerte y era un cuestionamiento al espectador sobre la muerte.¿Qué es para la gente común la muerte?.Allí apliqué los olores, algunas de las piezas eran sepultura…Pero, hablando de las piezas que voy a exponer, ¡ja, ja, ja…!(cambió de tema) puedo decirte que una de ellas es en honor a una animalito que vive por aquí en la sierra y que es el escorpión; la otra es un homenaje el agua y el viento.Son de acero inoxidable y una de ellas tienen elementos de cocina, influenciado por los vecinos de Nicaragua que se ha metido mucho a Costa Rica y que han hecho aportes importantes.

 

Bueno, Frank, nos vemos en México, pues…

Sí, hermano…feliz, allá nos vemos, gracias a vos. 

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